Voloh III: La dama

El Pueblo no figuraba en los mapas. Según se descubrió hace poco en el diario de un ex habitante -hallado ebrio, sucio y balbuceante en un villorio del Chaco argentino llamado Fortín Aguilar- quedaba en la inmensa soledad de El Impenetrable, ese macizo enjambre de la naturaleza enclavado en el centro de Sudamérica. Ante la policía provincial, por el profundo silencio del errante, el diario se convirtió en uno de los pocos documentos sobre la vida en Voloh. Por ejemplo, figuraban algunos nombres, entre ellos el de la dama.

En el Planetario, la entrevista con la dama había durado pocos minutos. Su aparente tranquilidad había convencido al señor Hill de que era ideal para ser una habitante. Según el diario del errante, se llamaba Dorys, tenía cuarenta años y una presencia atractiva. Había tenido un solo hombre en su vida, su marido, y desde que la abandonó solo recibía en su casa a un joven amante a quién se entregaba sin compasión.

Al enterarse que estaba aceptada, quizo dejar su teléfono para que la llamaran. El señor Hill sonrió entonces y le dijo que esperara porque en unas horas tomarían el tren hacia Voloh. Ella titubeó, pero la ansiedad del ciego en sus espaldas la decidió a dejarse llevar por la intuición. Su mirada opaca recorrió por última vez la cola que ya sumaba cientos de personajes, y se sentó en el pasto, esperando la hora. El ciego soltó la flor, se acercó a la mesa, se sacó sus anteojos y con aire de suficiencia dijo:-Carlos Fuentes.

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