Sinfonía de tango

Tirada aquí en la catrera del bulín arrabalero, siento desde mis adentros que estoy remetida contigo, tanguero loco. Te deseo apasionadamente, locamente. Quiero hacer el amor contigo a cada rato, siempre, en continuado, entre mate y mate, mientras transcurre la tarde en este conventillo boquense, y nos envuelven los acordes de Pugliese, Troilo, D´Arienzo que brotan como “quejas de bandoneón” entre espasmo y espasmo, regados por la luz de algún farolito arrabalero.

¿Qué? ¿Quérés que me venga a vivir aquí con vos? ¿Compartir la catrera? Quizás ¿Por qué no? En un arrebato de sensual pasión suburbana y marginal, podría yo “Yira Yira” venirme con mis cositas, algún día cualquiera quizás, y nos pasaríamos cogiendo todo el día, y yo iría toda la noche a terapia, o mejor, me traería aquí a mi terapeuta para ahorrar tiempo. Bandoneón, terapeuta, tango, cama, psicoanálisis, “testamento de arrabal”, cogidas intensas, prolongadas, en claves de sol, re, mi, fagamos todo al mismo tiempo. Y gocemos alrededor del “fuelle de cintura”, envueltos en las nubes de humo de faso negro barato, mirando pasar la vida por esa “ventanita de arrabal” sintiendo “cómo se nos pianta la vida”.

“¡Decí por Dios que me has dao que no sé más quien soy!”. No puedo contenerme, estoy embalada de pasión. “Loca, loca, loca”. Vos tocás el fuelle, yo cocino, vos raspás la vida misma, yo te cebo mate con factura. Soy como “la milonguerita que dio el mal paso”, y me vuelvo loca cogiendo en el catre con Pugliese y la Yumba de fondo, completamente desnuda, “pebeta de barrio”, entregada “papusa”, descargando arpegios y armonías y gritando de placer que el mundo fue y será una porquería ya lo sé”, alucinada por “mi buenos aires querido” clamando “¡dame más… más… y más!”.

Después despertamos con “ganas de llorar en esta tarde gris”. Y bueno…. Aterricemos. Yo me tengo que ir de vuelta con mi marido, a mi vida real, a ser la oligarca de tacones altos, del perfume francés, de la seda al cuerpo, del “tovén a tres manos”, al lujo a las alhajas y al coqueto ascensor de la avenida Alvear. “¡Si soy así, que voy a hacer”! Y vos aquí. Con tu fuelle orillero, “clavado en lo más hondo de mi pobre corazón”.

Me voy macho. ¡Me voy! Nadie nos quitará lo tocado. Gracias tango “que me hiciste mal y sin embargo te quiero”. Gracias tango por el encanto se soñar lo imposible. Gracias tango por este baño de pueblo. Gracias tango por un poco de marginalidad alquilada.

por Eduardo Castro
www.eduardocastro.com.ar

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Evcelente. Novedoso. Genial.

Anónimo dijo...

Qué bueno. Es bien de pueblo. Bravo.

Anónimo dijo...

Juan, María y tela(que recién escribió) también nos unimos a felicitar por este "baño de pueblo"

Anónimo dijo...

Una muy buena pintura popular. Felicitaciones

Anónimo dijo...

Me rebotó el comentaruio anterior. Muy bien chicos. Muy buren material. Adela.

Anónimo dijo...

Estoy nuevamente leyendo lo que escribí ayer y no entiendo nada. Quise decir que por alguna razón no había podido escribir mis comentarios la primera vez, que me los rebotó. No así la segunda vez que puse"muy bien chicos, muy buen material". Adela (nuevamente)

Ernesto Lago dijo...

Gracias Adela, un saludo.

Anónimo dijo...

Coincidimos con los comentarios anteriores. Muy bueno el cuento. Agregamos. Muy buena la página. Debieran publicitarla de algún modo. Elena y Carlos Trial.

Javier Defox dijo...

Elena, Carlos, estaría bueno que nos ayuden a publicitar el blog...no hya como el boca a boca...saludos

Anónimo dijo...

Me gustó el cuento, es muy nuestro. Una forma de publicitar una página tan buena com o esta, es coincido boca a boca (así llegué yo) pero también en los buscadores (gratuito) y en las facultades (papel pared con culturamma.com - acercate o algo así - nada más - para crear expectativa)

Anónimo dijo...

Me gustó mucho este cuento y me emocionó el recuerdo de Osterheld. Carlos DeMaría