Cincuenta años con El Eternauta, treinta sin Oesterheld

Me resulta curioso observar que no soy el único que, el 9 de julio último, asoció la nevada en Buenos Aires con aquella otra que da inicio a la narración de El Eternauta, historieta que este año celebra medio siglo de su publicación.
Ese lunes la nevada pudo alcanzar –configurando un rarísimo cuadro– la mismísima figura de Juan Salvo, personaje principal de El Eternauta, que desde una serie de gigantografías ubicadas en los jardines de la Biblioteca Nacional se presentaba como testigo de ese raro fenómeno meteorológico que muchos queremos interpretar como un homenaje natural a la figura del escritor, guionista, editor y militante que fue Héctor Germán Oesterheld, secuestrado en 1977 y desaparecido desde entonces, hace ya treinta años.
Treinta años sin Oesterheld, cincuenta con El Eternauta: esa es la conjunción de aniversarios que desde la contundencia que dan las décadas ha impulsado una serie de muestras y homenajes, entre los cuales destaca una abarcativa exposición que se puede ver en diversos espacios de la Biblioteca Nacional (desde la Plaza del Lector hasta varias salas y el auditorio). Allí se ofrecen obras alusivas a la obra de Oesterheld, de artistas tales como Carlos Gorriarena, Martín Kovensky, Marcia Schvartz, Carlos Nine y muchos otros, incluido Francisco Solano López, cuyas tintas dieron cuerpo a esa historia emblemática, inquietante (sin duda, la obra del género historieta más importante en nuestro país) que es El Eternauta. Para esta exposición, el mismo Solano López dibujó, con guión de Juan Sasturain, una suerte de continuación de aquella historia, a modo de homenaje (la ofrecemos a los lectores de Culturamma a continuación de esta nota).
También –muy importante–, la exposición en la Biblioteca ofrece una muestra de las diversas publicaciones donde HGO trabajó (e incluso creó), tales como Misterix, Hora Cero y Frontera, entre muchas otras en las cuales el autor puso en juego su habilidad para desarrollar historias de gran calidad narrativa, que contribuyeron a superar muchas de las limitaciones del género. La periodista Judith Gociol, coautora de una interesante biografía titulada Oesterheld. Rey de reyes, apunta algunos aportes del autor: “El héroe colectivo, la localización en una geografía concreta y reconocible, y sus argumentos que van más allá del maniqueísmo de héroes buenos, justos y triunfadores”... Oesterheld era ni más ni menos que un narrador, “que eligió ese formato (la historieta) porque confiaba en él como un vehículo de comunicación de enorme alcance popular”.
Sería interesante analizar la obra de HGO en un paralelo con el desarrollo de su pensamiento político, que lo llevó a fundir su creación artística con su militancia política, en la organización Montoneros. Pero es un análisis (artístico y político) que escapa a los alcances de estas líneas, lamentablemente. Sólo podemos acercar la imagen de un guionista que, aun en la clandestinidad, en los inicios de la dictadura, en un refugio en el Tigre y dictando sus narraciones desde teléfonos públicos, seguía peleando por la transformación social y creyendo en su arte como uno de los instrumentos para lograrla.
Se presume que Oesterheld fue detenido en La Plata el 29 de abril de 1977. Desde ese momento, él y sus cuatro hijas –Beatriz, Estela, Marina y Diana– permanecen desaparecidos.
Nieva en Buenos Aires. Cuidado: treinta, cincuenta años después, el enemigo sigue aquí.

Ernesto Gutiérrez Ezcurra







6 comentarios:

Javier Defox dijo...

Ernesto G.E., muy bueno, otro aporte genial para seguir dandole calidad a nuestro blog.

Ernesto Lago dijo...
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Anónimo dijo...

Muy buena nota para recordar a alguien inolvidable. Carlos de La Plata.

Anónimo dijo...

Muy bien Ernesto. Me emocionó el recuerdo de Oesterheld. Un luchador.
Una muy buena persona para aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo, en la via, y en la lucha.

Ernesto Gutiérrez Ezcurra dijo...

Gracias Carlos y Anónimo. Para mí también es alguien inolvidable, y con una gran historia, personal, artística, profesional y política. Está historia, además, debe continuar, porque sus desaparecedores siguen en libertad, al igual que sigue en pie la estructura social responsable de la muerte y desaparición de tantos compañeros.

Ernesto Lago dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.