El reino del tuerto

El semblante de un hombre lleva, inevitablemente, a marcar lo particular de su rostro. Sin embargo, en el caso de un hombre tuerto, solo su reino lo aclama como es.
El hombre tuerto, ese que motiva estas líneas, atraviesa esa particularidad, la deja como un detalle en su vida. Un hombre epiléptico, alérgico, pateado por un caballo a los 8 años, cuyo padre se suicidó aún antes, hace olvidar su visión parcial de los aconteceres. Esa que, según el saber popular, lo haría señor de los ciegos.
En el mundo real es diferente; allí no es rey, a pesar de que quienes lo rodean insisten en fingir que son ciegos, simplemente para ocultar su repugnancia o su lástima por los destinos del hombre en cuestión.
En el mundo real es siervo, como tantos. A pesar de que cuando niño hubiese fantaseado con Morgan, es siervo. A pesar de que cuando adolescente hubiese fantaseado con Kirchner, es siervo. A pesar de que cuando joven hubiese fantaseado con ser líder de un Ejercito de Liberación Tuerta, es siervo. A pesar de todo ello, sirve a quienes le pidan simplemente para agradarles..y perpetuar así el silencio cómplice del resto...o mejor dicho, la fingida ceguera que lo convierte en un rey con corona de cartón.
Los Pumas perdieron, el Football argentino ganó, Tigre sigue siendo sorpresa y mi alergia recién hoy me da respiro. Mañana, a seguir fingiendo que ese rey tuerto está vestido, a seguir sirviendo codo a codo.
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